viernes, 28 de marzo de 2014

prácticas de riesgo en los transportes púbicos




escribir un poema es como masturbarse

un asunto contigo mismo
lo puedes hacer por la razón que sea
porque te da la gana, porque te llegó la ocurrencia
por simple espíritu deportivo, sin razón alguna
el domingo en la tarde, por ejemplo, después de haber estado en la playa
subí a un camión para volver a mi casa
me fui a sentar en la hilera al fondo con una lata de cerveza en la mano
el camión arrancó y yo le daba de tragos a mi cerveza
me sentía relajado, contento, incluso predispuesto a regenerarme
-me rondaba la idea de acudir a la mañana siguiente a una clínica de desintoxicación
someterme a terapia y tratamiento y a ser hipnotizado
convertirme en un hombre nuevo y tratar de comenzar desde cero
sin vicios, sin perversiones, sin la sombra perenne de mi autodestructividad-
en la siguiente parada una mujer con el pelo teñido de verde subió al camión
la tipa hubiera podido sentarse fácilmente en cualquiera 
de los 50 restantes lugares libres que había disponibles
-ella y yo éramos los únicos pasajeros-
¿por qué eligió entonces sentarse justamente en el asiento delante
en diagonal respecto al lugar donde yo tomaba tranquilamente mi cerveza? 
debo decir que lo más llamativo de la mujer en cuestión era su pelo
tenía un brillo metálico y oscilaba al compás de la marcha del autobús
la mujer manipulaba un iphone y hacia como que buscaba una canción
si yo volvía ligeramente la vista hacia un lado podía contemplarla de perfil
vestía falda a las rodillas y una blusa que dejaba al descubierto
una amplia porción de un par de tetas bastante aceptable
resultado: se me empezó a parar la verga
¿qué hace un poeta solitario y romántico en una coyuntura semejante,
borracho, excitado, con una mujer sentada a un metro de distancia
y la generosa visión de un buen cacho de tetas semejante a un oasis 
que de pronto surgiera en lontanaza frente a los atónitos ojos de un vagabundo del desierto?
¿qué hubiera hecho aquel hijo de puta de bukoski? -pensé-
¿qué haría ese cabrón de mi compadre roger de hallarse en un trance parecido?
allá en su conciencia lo sabrán ellos
lo que yo hice fue empinarme el resto de cerveza y arrojar la lata por la ventanilla
luego me saqué la salchicha y me la empecé a sacudir como si tal cosa
me frotaba con el puño apretado hacia abajo hasta los huevos
y luego frotaba hacia arriba hasta la punta de la cabezona
arriba-abajo arriba-abajo una y otra vez a ritmo semi lento
mientras lo hacía miraba de reojo a la fulana del pelo verde
me resultaba obvio que ella podía percatarse perfectamente con el rabillo del ojo
que el pasajero a su izquierda parecía hallarse en vías de correrse una paja
¿giraría el cuello de pronto para mirar de frente lo que estaba ocurriendo?
¿estaría tan absorta como pretendía hacer parecer escuchando alguna puta canción
a tal grado que nada alrededor podría sacarla de su burbuja acústica?
de no ser por el hecho de que sus labios parecían haberse humedecido
yo habría pensado que la fulana no se daba cuenta de nada
pero incluso se pasaba regularmente la punta de la lengua por ellos
imaginé sus labios ocultos entreabriéndose también al dilatarse
viéndose paulatinamente invadidos por la creciente humedad vaginal
imaginé poder acercarme a ella y ofrecerle mi sexo enhiesto
que lo acogiera gozosa en su boca como las santurronas acogen
el cuerpo de cristo en la ostia y al punto alcanzan un orgasmo místico
imaginé una isla desierta y un sol deslumbrante
tan deslumbrante que por un lapso indeterminado llegué a sufrir
una especie de ceguera multisensorial que me aisló por completo de la realidad
así las cosas no supe cuándo fue que se detuvo el puto camión
cuándo fue que aquel par de agentes subieron a bordo
ni en qué momento la tipa del pelo verde se puso a gritar al verlos
"¡acá está el cerdo degenerado, oficiales, yo soy la que llamé por teléfono!"
escribir un poema, ya te digo, es como masturbarse: una actividad solitaria
lo puedes hacer donde quiera que se te hinchen los huevos
en el parque, en el cine, en la playa
en el último asiento de un puto camión de la ruta playa-centro-arboledas


o en la cárcel










1 comentario:

Rosario Martín dijo...

Muy bueno,
sigue practicando.
Saludos

contador

Seguidores