viernes, 25 de abril de 2014

tus bragas



hace cosa de dos semanas que te regalé
un paquete de tres bragas de colores surtidos
que compré en el mercadillo que se instala
los jueves a dos calles de mi casa;
no me costaron muy caras
-y además al comprarlas me obsequiaron un cupón
que me da derecho a una coca cola gratis
si compro una hamburguesa doble queso en tonis burger-
pero la chica que me las vendió me aseguró
que a pesar de estar fabricadas en pakistán y no llevar marca
están hechas de algodón 200 % natural
y si las lavas con agua fría no encogen;
también me dijo que a ella le encanta usarlas
porque se ajustan suavemente a la entrepierna
y el elástico en los bordes no te deja surcos en la piel
incluso se arremangó la falda que llevaba
y me permitió verle las bragas un momento
eran de color azul claro y tenían una flor roja estampada
en el triángulo que cubre la zona del pubis
la chica me animó a meter un dedo
entre el elástico de la prenda y uno de sus muslos
y comprobar por mí mismo cómo no dejaban marca;
yo sin embargo me abstuve de hacerlo
y le aseguré que me bastaba su palabra
le di cincuenta pesos y pagué las bragas
y luego caminé hasta la parada del camión y fui a tu casa;
si mal no recuerdo aquella vez estabas
sumida en una de tus periódicas crisis depresivas
te sugerí que te dieras un baño y te arreglaras
para salir a dar la vuelta por ahí
-ir al cine tal vez y luego a tomar un par de tragos-
y te entregué el paquete con las bragas nuevas
sabiendo de antemano que al abrirlo
dibujarías con la cara esa mueca agria que pones cada vez
cuando algo de lo que hago te parece mal
-últimamente la mueca ya no se esfuma de tu jeta-
desde luego que no me sorprendió en lo absoluto
el comentario que hiciste al desempacar las bragas
"¿quién te dijo que necesitaba esta puta mierda?"
si te las regalé no fue porque pensara
que con la docena que ya tienes aún te hicieran falta tres más
sino para ver si así empiezas a pensar en la conveniencia
de tirar a la basura esas putas bragas amarillas
que no te has cambiado una sola vez desde que te conocí;
yo sé que el hijo de puta con el que salías
antes de ser mi novia te las regaló
la última noche que se vieron cuando él te confesó
que en realidad es puto y que le gustan los hombres
y contigo había estado sólo en plan de pasar el rato;
te dejó el corazón roto y esas putas bragas amarillas
y un perfume francés de imitación en frasco de medio litro
que apestaba a mierda y que un día desapareció de tu bolso
-¿para qué te digo quién lo sacó de allí y lo tiró por el caño?-
las putas bragas no te las quitas desde ese día
a pesar de que el contacto diario con el ácido de tus jugos 
ya casi adelgazó su tela hasta volverla una membrana translúcida;
andas practicamente con el coño al aire pero aún así
te resistes a deshacerte de ellas como si creyeras
que portas un talismán que a final de cuentas
hará que un día vuelva a tu vida aquel con quien todavía sueñas;
hoy que salí de la casa para irte a ver
de paso entré al mercadillo para ver si hallaba
la copia pirata del próximo disco de canciones románticas de juan gabriel;
en el puesto donde hace dos semanas te compré las bragas
-que metiste en un cajón y ya no las volviste a sacar-
me encontré con la chica que me las vendió;
esta vez ella llevaba pantalón de mezclilla y blusa vaquera
pero no mucho después vi que también debe sufrir
alguna clase de puta fijación con el asunto de la ropa interior
cuando en el piso de baldosas blancas de uno de los cubículos
del baño para caballeros en el tonis burger
vi caer aquellas mismas bragas azules estampadas con una flor roja
que llevaba puestas hace dos semanas







2 comentarios:

Anónimo dijo...

A partir de ahora prometo no cambiarme de hasta que se me desgasten y se me caigan a trozos jajaja. Mi villita.

Anónimo dijo...

....No cambiarme de bragas, por supuesto, de eso se trataba, y en tu honor, claro está jajaja

contador

Seguidores